martes, 29 de noviembre de 2016

Reflexiones. Viviendo a tientas

Han sido muchos meses de práctica silenciosa.
Muchos meses en los que desde "mi contento", ese espacio de aceptación, de serenidad, de gratitud, de apertura a la vida, he dejado de escribir, para llevar a la práctica lo escrito.
Meses intensos de experiencias, de descubrimientos.
Meses intensos en los que he disfrutado ( Disfrutar- Dis Fructis- Dar frutos ) permitiendo que la vida, mi vida, me viva, me lleve, me dirija.

Ahora, en este punto, y
..."diciendo de corazón
en que lindo mundo habito,
me lanzo, de nuevo, 
a la aventura,
de compartir 
mis reflexiones 
contigo"

      En mi mundo de nubes he aprendido a vivir a tientas
Cuando miro las nubes desde donde estoy me parecen densas, compactas, capaces de ocultar de mi vista la luz del sol, de negar, incluso, su existencia.
Mas sé, por experiencia, que aunque pudieran parecer infranqueables, ningún avión ha chocado, y rebotado, contra ellas.
Es lo que más me sobrecogió la primera vez que volé. Atravesar las nubes y salir a un espacio, casi inconcebible, de luz, donde el sol lo iluminaba todo. Quedé maravillada. Por muy sólidas, por muy compactas que me hubieran parecido desde abajo, no eran nada, se deshacían, se disolvían. Podían producir turbulencias, sí, y lo hacían, pero bastaba con adentrarse, con elevarse un poco más, y… se obraba el milagro.
Si cierro los ojos puedo ver en mi mente las nubes que yo misma he creado. Tan negras, tan consistentes, tan infladas de patrones, de creencias, de opiniones, de juicios, de resentimientos…, que he terminado acostumbrándome a la oscuridad, aprendiendo a vivir a tientas.
Quizá haya llegado el momento, recordando como recuerdo tan nítidamente aquel primer vuelo, de enfrentarme a ellas, de dejarme remover por ellas, de poner a prueba su consistencia, para pasar de "vivir a tientas", a vivir en la luz. 

¿Me acompañas?