Asumir
la responsabilidad implica ser consciente, ser consciente implica ser honesto/a.
Si estoy dispuesta a
asumir mi responsabilidad, esto es, si estoy dispuesta a responder de todo
cuanto tenga que ver con mi decisión, mi elección, mi percepción -visión- y sus
efectos, lo primero que tengo que ser es: ser
consciente de ello.
¿Cómo si no podría
hacerme responsable?
Lo
que me sitúa frente a otro interrogante:
¿Hasta que punto estoy
dispuesta a ser honesta?
Haciendo uso de la
acepción de honesta como integra, entera, completa, quiere decir:¿hasta qué
punto estoy dispuesta a admitir, a aceptar, a contemplar, a experimentar, a
cuestionar, a hacerme responsable, de todo, absolutamente todo, lo que forma
parte de mí, -pensamientos, emociones, sentimientos-?
Dado que sólo cabe una
respuesta: o soy honesta, o no lo soy.
Y dado que la única libertad que poseo
es la libertad de elección, nadie puede elegir por mí, elijo, ser honesta, a sabiendas que consciencia,
honestidad y responsabilidad van de la mano, y son los requisitos
necesarios para emprender este viaje.
Si ya has hecho tu elección, estamos listos.
Despegamos.
(Nota aclaratoria: Aun cuando las
reflexiones que comparto estén escritas en primera persona “yo”, y adjetivadas,
conjugadas y vivenciadas en femenino, no representan identificación o exclusión
alguna, salvo que tú, al leerlas, decidas verlo así.
Siendo,
como son, fruto de mis interrogantes, de mis experiencias, de mis razonamientos, no tienen
ninguna pretensión. No necesitan ser creídas o no creídas. Si yo las creo, si doy como cierta la
afirmación que llevan por titulo, es porque así lo siento. La única referencia que tengo en cuanto a su veracidad es el
lugar desde el que emanan, -mi paz-, y el lugar al que me dirigen, -la Luz-.)
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