martes, 21 de julio de 2015

"Cuando el perdón es nuestro camino, y el amor nuestra razón para estar vivos, entonces la gratitud jamás se encontrará lejos." Jeff Foster

CULTIVA LA GRATITUD

Si perdonar te libera de lo que no te deja avanzar,
y aceptar es el punto de partida del cambio,
la gratitud es el poder que lo sustenta,
y dar las gracias la mejor forma de honrarlo.

Por afecto, respeto o educación, dar las gracias es una práctica que realizas a diario. 

Dar las gracias es la expresión verbal, cortés y/o sentida, con la que respondes cuando algo te es dado sin que tú hayas intervenido directamente en su consecución.

Sentirte agradecido, por lo bueno que la vida te da, es natural.
Entender que, aunque no lo parezca, TODO lo que te da la vida es un don, y sentirte igualmente agradecido, es abrir las puertas a la gratitud.

La gratitud, la verdadera gratitud, la gratitud incondicional, aflora en ti cuando confías en la Vida. Sin expectativas, sin juicios, sin limitaciones.
Cuando confías en el orden oculto, en el equilibrio perfecto que hay en tu vida, en el orden y el equilibrio perfecto de todo el Universo.
Cuando percibes las adversidades no como problemas o castigos, sino como oportunidades, como dones, como retos; y a tus adversarios, a tus ofensores, como otros más de tus maestros.
Cuando al mirar hacia atrás te das cuenta de que no hay nada que no merezca ser perdonado, valorado, amado por ti, y lo perdonas, lo valoras, lo amas.
Cuando sientes en tu corazón que ya no hay nada que hoy no agradezcas..

Cultiva la gratitud: Para cerrar este círculo, te propongo que vuelvas a la carta que escribiste en el ejercicio del perdón.

Si no lo hiciste y quieres, puedes hacerlo ahora. Escribe lo que te dolió de esa persona a la que sigues atado/a desde el resentimiento. Empieza o termina las fases con un "te perdono". Imagínala sentada frente a ti mientras lees lo que has escrito.

Si la escribiste y la tienes, vuelve a leerla ahora. Una vez aceptado y perdonado ya no ocupas el lugar del ofendido, ni quien imaginabas a tu lado el lugar del ofensor. Por tanto ya no hay dolor. Piensa si de lo que pasó, de lo que tienes escrito, hay algo por lo que sentirte hoy agradecido. Tómate tu tiempo. Observa todo lo que te ha llevado hasta aquí, hasta este momento.

Redacta de nuevo la carta o complétala dando las gracias a su destinatario por lo que sea que de ello has aprendido o te ha servido.Empieza o termina las frases con un "te doy las gracias".

Al terminar léela en voz alta, quizá puedas hacerle llegar tu amor incondicional.


Recuerda:

La gratitud es una cualidad inherente a tu Ser, 
por lo tanto es incondicional.
Dar las gracias, sentirte agradecido, te conecta con tu Ser, 
con el Ser de los otros, con el Ser de todo.
Somos uno.








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