martes, 7 de julio de 2015

"Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón" Facundo Cabral

CULTIVA EL PERDÓN

Cuando llegues al convencimiento de que lo que hiciste, lo hiciste lo mejor que pudiste en ese momento, con lo que sabías en ese momento, comprenderás que, de igual modo, aquel que te ofendió, hizo las cosas lo mejor que pudo en ese momento, con lo que sabía en ese momento.

No guardes rencor

Para disfrutar del presente, para poder avanzar, es necesario liberarse del pasado que encadena.

El perdón no es un sentimiento, es una decisión.
La decisión consciente de alejar de tu vida aquello que te esclaviza.
Sólo el Amor te hace libre.
El perdón es una expresión de amor.

Perdonar es dejar ir lo sucedido.
No es negar lo que ocurrió, ni justificar al que hirió.
Es dejar ir los pensamientos que te causaron dolor,
y que hoy te llenan de resentimiento.

Perdonar es entender que todos cometemos errores.
Que las equivocaciones forman parte de la evolución.
Que una equivocación, que causa o te causa dolor, es una enseñanza,
y que de ambas eres el único responsable.

Perdonar es asumir tu responsabilidad en el devenir de los acontecimientos.

Perdonar es aceptar, al fin, que aunque el dolor sea ya inevitable, 
seguir sufriendo por lo que pasó, seguir esperando una compensación, un castigo, una venganza..., seguir atado al pasado desde la ira, el enojo, la culpa, el rencor..., no sirve de nada,
y que tuya, sólo tuya, es la elección. 

Libérate.

El mayor beneficiario del perdón eres tú mismo.


Ejercita el perdón: Piensa qué es lo que te ata a las personas desde la culpa y/o el resentimiento.
En algunos casos basta con que les expreses lo que sientes, sin esperar nada. Expón lo que le duele a tu corazón. Perdónales, perdónate, y si has sido tú el/la que ha ofendido, pide perdón.
Si las personas que te dolieron ya no están en tu vida, o aún no te encuentras con fuerza para enfrentarte a ellas, escríbeles una carta. Imagínalas sentadas a tu lado mientras lees lo que has escrito. Empieza y/o termina las frases con un "te perdono". Siéntelo dentro de ti al pronunciarlo. No te resistas a ninguna emoción, dales su espacio y su momento, luego, déjalas ir.
No es necesario que mandes la carta. No la tires, guárdala.


Recuerda:

Todos tenemos nuestra propia historia.
Todos estamos en nuestro propio proceso de evolución.
No juzgues, ni culpes a nadie, tampoco a ti.
Las palabras, pensamientos, comportamientos, carentes de armonía, provienen de sufrimientos del pasado no resueltos.
La gran fuerza "sanadora" es el perdón.



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