martes, 14 de julio de 2015

"Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma" Carl Gustave Jung

CULTIVA LA ACEPTACIÓN

La vida es activa.
La vida es dinámica.
La vida es movimiento.
La vida es lo que es
en cada preciso/precioso momento.

Confía en la vida, en el fluir constante de la vida. Aun cuando ésta no sea como esperabas, como soñabas, como te gustaría que fuera, la vida es perfecta como es. Este momento es perfecto como es.

Todas y cada una de las personas que están es tu vida, que pasaron por ella, son perfectas como son. Todas tienen su misión, o no estarían.
Todas y cada una de las situaciones que vives son perfectas como son. Lo que pasó fue lo único que podía haber pasado. Es por eso que pasó.
Todo lo que llega, llega en el momento preciso, nunca antes, ni después, por mucho que tú te empeñes. Y así como llega se va en el momento preciso. Esa es su libertad.

La vida no es tu enemigo, -a no ser que tú seas tu enemigo-. La vida eres tú.

Acepta la vida, tu vida, en su Plenitud.
En la plenitud no hay ausencias. La ira, el enojo, la tristeza, el dolor, forman parte de la plenitud; como la serenidad, la bondad, la satisfacción, la alegría, también forman parte de ella.

Acepta tu tristeza, tu rabia, tu enojo, tu dolor... Acepta tus equivocaciones y tu frustración.
Acéptate incluso cuando sientes que esa no es tu mejor respuesta.

No rechaces ni una sola emoción, por dolorosa que sea.
No rechaces ni uno solo de tus pensamientos por el hecho de que no deberían ser como son. 
No los evites, no los juzgues, no los niegues.
Es la resistencia, la lucha, la no-aceptación, lo que causa el sufrimiento.

No puedes cambiar lo que es, pero sí tu actitud con respecto a lo que es. Y para poder cambiar tu actitud, la aceptación es el punto de partida.

La aceptación es el punto de partida del conocimiento.
La aceptación no es resignación, es acción.
La aceptación es compromiso.

Cultiva la aceptación: No se de ninguna práctica, de ningún ejercicio, que te lleve a aceptar lo que es, salvo aceptarlo, pero quizá te sirva de algo, la siguiente reflexión.

¿Puede el cielo, el inmenso cielo azul, no aceptar alguna de sus nubes?
¿Puede el mar, el vasto mar, no aceptar alguna de sus olas?
¿Puede el color rojo negar en sí mismo alguna de sus tonalidades?

¿En qué le cambia al cielo, que es cielo, la negra nube que hoy le viste? ¿Deja de ser cielo, inmenso cielo azul, para ser negra nube? ¿Deja el mar, el vasto mar, de ser mar, para ser tsunami? ¿Es el rojo carmín una entidad separada del rojo? 
¿Dejas de ser tú quien realmente eres para ser furioso, violento, ofensor, ofendido?

Las nubes van y vienen en el inmenso cielo azul, las olas van y vienen en el vasto mar, los pensamientos, las emociones, los sentimientos, van y vienen en el inmenso y vasto espacio abierto de conciencia que eres.

Una nube no define al cielo. El cielo está limpio. El cielo está nublado.
Cuando la ola ha pasado las partículas vuelven al mismo lugar donde se encontraban antes de llegar la ola. El mar está embravecido, El mar está calmo.
Lo que realmente eres no se va a ninguna parte. No desaparece en un pensamiento, en una emoción, o en una acción. Lo que eres, "es" siempre. Siempre presente contigo, en el momento presente.


Recuerda:

La aceptación es inherente a ti.
Acepta la aceptación inherente a ti, aceptando lo que eres realmente.
Lo que realmente eres es Amor. Amor Incondicional.
La aceptación es inherente al Amor Incondicional.





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