CULTIVA LA CALMA, LA QUIETUD, EL SILENCIO
Estar aquí y ahora implica la ausencia de movimiento.
Si no hay otro lugar que el aquí, no tienes a donde ir.
Si no hay otro momento que el ahora, no tienes más que esperar.
Aquí y ahora es tu oportunidad.
En este instante todo se sostiene por si mismo.
Todo lo que te rodea está en perfecto equilibrio.
Independientemente de cuál sea su estado, todo lo que ahora está, está.
Acepta la realidad.
En el presente tu mente no tiene espacio para moverse.
No hay recuerdos a los que pueda aferrarse.
No hay deseos que proyectar. El presente es atemporal
Vive consciente y tu mente se calmará.
En la conciencia de este momento sólo hay quietud.
Sin el ruido incesante del pensamiento sólo hay silencio.
En la quietud y el silencio de este momento sólo estás tú.
Estar aquí y ahora implica la ausencia de movimiento.
Si no hay otro lugar que el aquí, no tienes a donde ir.
Si no hay otro momento que el ahora, no tienes más que esperar.
Aquí y ahora es tu oportunidad.
En este instante todo se sostiene por si mismo.
Todo lo que te rodea está en perfecto equilibrio.
Independientemente de cuál sea su estado, todo lo que ahora está, está.
Acepta la realidad.
En el presente tu mente no tiene espacio para moverse.
No hay recuerdos a los que pueda aferrarse.
No hay deseos que proyectar. El presente es atemporal
Vive consciente y tu mente se calmará.
En la conciencia de este momento sólo hay quietud.
Sin el ruido incesante del pensamiento sólo hay silencio.
En la quietud y el silencio de este momento sólo estás tú.
Si en la práctica anterior atraías a tu mente al Aquí y Ahora describiéndolo, centrando tu atención en el momento presente a través del pensamiento y/o la palabra; para cultivar la calma, la quietud, el silencio, te propongo que intentes, tantas veces al día como te sea posible, permanecer atento/a a la pausa, al intervalo entre la percepción y la interpretación.
Ese ínfimo instante en el que miras el cielo al levantarte, en el que el sol o el viento acarician tu cara antes de que tu pensamiento decida qué tal va a ser el día, en el que contemplas el paisaje al que estás habituado como si fuera la primera vez, - sin etiquetas, sin juicios, sin historia, sin nombres-,: los árboles del paseo, la silueta de los montes, las flores del jardín, las casas, los grandes edificios, las calles que recorres, cada una de las personas con las que cruzas tu mirada...
Percibe la serenidad, la quietud que les envuelve, tu propia quietud.
Siente la unión, con lo que sea que contemples, en, desde y a través de esa quietud.
Siente la totalidad de la vida en ese único e ínfimo instante.
Recuerda:
Los pensamientos, las emociones, las experiencias, van y vienen.
Sólo Tú permaneces.
La quietud es tu naturaleza.
Tu conciencia es la quietud en la que todo acontece.
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